domingo, 3 de abril de 2011

CONTANDO CUENTOS.

Cuantos más cuentos cuento, más sueño con contar, más sueño con mi sueño y más quiero mis cuentos.

  A diario descorcho tragedias escondidas detrás de miradas perdidas, detrás de manos sombrías que arrastran sus tristezas en maletas de regreso al pueblo. Y llego a casa, y respiro el aire de mi hogar, hogar formado por cariño, por una valentía gigantesca… y sonrío. 
Me encierro en páginas blancas e imagino mundos mejores, teatros de marionetas de trapo, el cariño de un solo lector que sonríe al haber encontrado su reflejo en las palabras de esta humilde redactora de sueños. 
  Pero, todos contamos nuestros cuentos… Todos escondemos historias fascinantes dentro de nosotros; la chica que soñaba con volar y acabó en otro mar; la valiente que atravesó el país con el cansancio acumulado de un circo que le dio la felicidad; el amor escondido en las calles granadinas que terminó por atrapar a aquella otra que creía no poder amar; el afán de superación de un hombre que viajó, soñó y fotografió todo aquello que soñaba; el ser extraordinario que buceó en su inteligencia y consiguió tocar el corazón de una desilusionada escritora.

  Las palabras no son más que tinta y garabatos, pedazos de un suspiro atrapado en un papel. Pero, también sonrisas de una vida idealizada, sueños de un sueño que no tiene por que acabar, lucha, entrega, inteligencia, amor… Todo tiene cabida en este mundo, mi mundo. Mi cuento. Mis leyes.
Déjate envolver por esta cadencia de nana, por ese susurro del alma que sólo pretende hacerte feliz. Lee, escribe, sueña… Ama lo que haces, lo que eres y dale valor a cada palabra, por que todos los cuentos son importantes. Tanto, como tú quieras que lo sean…

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