viernes, 20 de abril de 2012

LA ALARGADA SOMBRA DEL VOLCÁN. (Final)

Último cuarto, el ambiente se convierte en un increcendo continuo, en un palpitar de corazones, pies y manos que ya no para. Se levantan cual aguerridos conquistadores y desatan la pasión al tocar el balón. Ahora sé por qué estoy aquí, cómo llegamos a ser lo que somos… este es el final del comienzo de un partido que empezó hace más de tres siglos, hoy un pequeño grupo de valientes vuelve a conquistar San Antonio.


                                                                                                                                  17 de Julio de 1.730

Estamos a dos días del puerto de Veracruz… no puedo explicar lo que siento, pero supongo que añoranza, pena, emoción, y asco a este barco, se acercan bastante a la amalgama final. No sé por cuanto tiempo nos acogerá esta nueva ciudad, sinceramente, espero que no mucho, cada vez veo más lejano el fin, cada vez veo más improbable la fundación de ese nuevo pueblo prometido. No sé hasta dónde llegaremos, dicen que el camino a partir de ahora es aún más peligroso, pero disfrutaré de cada segundo que brinde esta aventura.

                                                                                                                               20 de Julio de 1.730

De nuevo en tierra. Veracruz es más pequeño de lo que imaginaba, colorido, casi más que La Habana, y el recibimiento cariñoso se agradece después de diez días golpeados por el mar. El alcalde nos recibe de manera muy agradable, se le ve un señor nervioso y exagerado, también muy moreno y con un gran bigote a juego con su sonrisa infinita, nos acoge en nombre del Virrey de Nueva España, que de seguro ha de estar muy lejos de este pueblo pequeño y extremadamente caluroso.
Ansiamos descansar y partir cuanto antes.

                                                                                                                                 24 de Julio de 1.730

Hoy nos han comunicado que nuestra estancia en estas tierras será corta y día tras día discuten sobre si nuestro camino ha de seguir por mar o por tierra; ambos caminos despiadados, uno por largo y tedioso y otro por encontrarse atesado de piratas y enemigos a la corona Española. Personalmente prefiero morir de calor, hambre o sed, pero sobre tierra firme. Y sé que no soy el único.



                                                                                                                                  27 de Julio de 1.730

Hoy nos han comunicado nuestra ruta. Atravesaremos a pie hacia el norte de México. Un camino basto, caluroso, pero sin barcos ni piratas.
Veracruz nos ha acogido muy bien y sé de compañeros que empiezan a pensar en establecerse en una de estas ciudades maravillosas. Entiendo que los días caen cual piedra de molino y que el final incierto hace difuminar la ilusión. Pero yo he comenzado esto para darle una vida mejor a mi mujer, una vida en la que me mire y se enorgullezca, una vida que resuene en el tiempo; y si la muerte me respeta, así lo he de hacer.

                                                                                                                                     30 Julio de 1.730

En dos días partiremos. De nuevo el abastecimiento ocupa nuestro tiempo, pero esta vez hemos de cargar mulas y asnos con todos nuestros enseres y no un barco. He de confesar que prefiero esta travesía a la marítima, pero aún así han empezado mis dudas. Dicen que los caminos tampoco son seguros, en México están los cuatreros, que desvalijan caravanas como la nuestra, y una vez cruzada la frontera nadie nos asegura que no caigamos presos de francos o flamencos. Juan nos ha tranquilizado, dice que no somos cualquier caravana que vamos como conquistadores bajo la bandera de la corona Española y que eso nos protegerá… pero yo no estoy tan seguro.

                                                                                                                                2 de Agosto de 1.730

Comenzamos nuestro viaje arrastrando tras nosotros polvo y calor, con las ilusiones renovadas pues vemos que poco a poco se acerca el fin. Aún así sabemos el arduo recorrido que nos espera hasta llegar a Quaticlán, que será el primer pueblo que encontremos en al menos un mes. Que mi virgen de Las Nieves nos proteja, sin duda esto es lo más duro que viviremos.

                                                                                                                               28 de Agosto de 1.730

Por fín hemos llegado a Quaticlán. Nombre raro para una tierra aún más extraña. El paisaje no se parece a nada que hayamos visto antes. La vegetación se agolpa y nos engulle, dando paso a vastos terrenos áridos y desprovistos de toda vida. Pensé que mi vida en Lanzarote me había curtido al mundo seco y hostil, pero esta tierra parece haber muerto hace mucho tiempo. Casi no descansaremos, nos darán provisiones para continuar el último trecho de esta aventura. Nos han advertido de los peligros y siento una gran desazón al imaginar lo que nos esperan. Serán meses de un camino duro. Me pregunto cuál será la recompensa a todo esto, si esa tierra estará a la altura de tan inmensa gesta.

                                                                                                                                2 de Octubre de 1.730

El cielo se tiñó de rojo. Y rojo aún continua. Parece como si mi miedo y rabia se hubieran pegado al infinito universal y me estuviese recordando que ella no está aquí conmigo.
Hoy es el primer día que escribo después de meses sumido en la más profunda de las desdichas.
La artífice de la mayor aventura de mi vida, la soñadora incansable, protagonista de mis sueños, murió. Y yo pensé morir con ella.

El dolor se pegó a mi y primero fue rabia, luego apatía y ahora, gracias a Juan, mis músculos se han desentumecidos y puedo convertir mis lágrimas en palabras.
Por fín entendí que mi don para escribir está más allá de mi mismo y que este viaje ha de ser recordado por lo bueno, pero también por lo malo.
Salimos de una tierra con hambre en busca de un porvenir futuro y mi papel en esta gesta es que nada sea olvidado, así que mi deber obliga:
La noche se oscureció aún más segundos antes de que el sonido atronador de las pistolas rompiera la noche. Se desenvainaron los sables y la caravana fue protegida hasta el final. El robo de comida y enseres fue insignificante cuando la sangre hizo entrada en la esperpéntica escena. La lucha frugal de un robo común pasó a ser la batalla final de nuestras vidas. Nunca había manejado una pistola y aquella noche mi mano olía pólvora. Cuando el humo se hubo dispersado mi mirada atisbó el hilillo de vida que se escapaba de mi querida esposa. Alma de mi alma. Los heridos gritaban y la huída de los cuatreros se ensordeció en mi sentir, sólo podía oír aquel hilillo quebrándose lentamente, llevándose con él el último aliento de mi corazón.
Fue enterrada por la mañana y con ella mi ilusión.
El golpe fue tan duro que no pudimos continuar. El miedo nos paralizaba. Fue Juan el que guiado quizás por el mismisimo Dios creador, sacó fuerzas de flaqueza y dispuso el regreso al pueblo más cercano. Pero esta vez iría solo. Se encontraba a pocos días de viaje y podría reponer lo robado y ante las circunstancias exigir más hombres.
Así fue, volvió colmado de favores que acomodaron nuestros pasos en los meses venideros.
Meses en los que mis despertares eran una verdadera agonía. ¿Por qué ella?
Pero mi fé creció día a día. Ella quería esto. Tengo que honrarla.
Dicen que no falta tanto para llegar. Espero que sea así. El tiempo se ha vuelto cambiante y ahora el calor intenso da paso a noches heladoras.

                                                                                                                           1 de Noviembre de 1.730

Hoy por fín han creído posible estimar nuestra llegada. Empezaremos un nuevo año, fundando un nuevo pueblo. Eso ha llenado de esperanzas al grupo. Depués de tanta desdicha ver completado la aventura hace fijar un objetivo creíble. Echar la mirada atrás hoy, hace que el camino tome un sentido más relativo. El dolor por la pérdida ensalza mi fuerza para continuar. Seremos conquistadores, fundadores dignos de un pueblo mejor, de un pueblo a muchos meses de viaje de Canarias que será parte de nuestras islas. Ahora todo tiene más sentido.


Los días se precipitaron ante nuestros ojos sin que pudieramos hacer nada. Las tareas se multiplicaron el día que por fín, depués de meses interminables de viaje, atisbamos a lo lejos lo que resultaría ser el presidio de San Antonio de Valero. La visión por fantástica se tomó como delirio, pero los gritos de los que allí moraban nos sacó de la ensoñación.
Pasamos pocos días hasta ser trasladados, por fín, a la Misión establecida allí donde debierámos trazar la nueva estructura de esta gran ciudad que hoy se abre ante mí.
Hoy, 9 de Marzo de 1731, establecemos lo que será nuestro hogar permanente. Hoy hemos firmado los documentos finales que constituirán el trazado de las calles así como la división de tierras.



Tengo una casa mi amada, que irá creciendo y modificando sin que tú estés en ella. Nada merece la pena sin tí y todo mereció por estar contigo. Te ofrezco esta ciudad en nombre de este humilde campesino, convertido en conquistador, en Mayordomo del primer Cabildo y en cronista humilde que ha crecido en cada palabra y que te ha amado hasta el agotamiento. Así pongo fín a este diario de aventuras, con tu recuerdo en mis labios y tu olor acompañando estas tierras. Me despido de una vida, para dar comienzo a otra. Agotado, desgastado y profundamente enamorado.

José Padrón.
En San Antonio a 9 de Marzo de 1731 año de Nuestro Señor.


Victoria. Ante mi sorprendente hieratismo se encontraba un pabellón que rugía incontrolable ante el hito deportivo del año. Un nuevo anillo descansaría hoy en los jugadores de nuestro equipo. No lo puedo creer. He sido espectador pasivo de una hazaña única, he recorrido miles de kilómetros acompañado de José hasta llegar a hoy. El día que mi equipo conquista un anillo de la NBA. No le encuentro sentido. Tengo que salir de aquí, deshacerme de la sensación de insignificancia que me provoca este hecho, que hace tan solo unos días había dado pie a la mayor celebración de mi vida.
Creo que ya te entiendo papá, sé por qué tu obsesión por aquellas islas. Recorrer lo recorrido por aquellos valientes hombres que dieron sentido a nuestra existencia.
Canarias. Sus puertos, calles, frutas, sabores y olores, tal vez den sentido a esta existencia. Ahora te entiendo.
Volví a casa, una vez salí del pabellón. No sabía que todo esto cambiaría mi ser. Sabía lo que quería y quería que ella viniera conmigo. Tengo que visitarlas, tengo que sentir lo que él sintió, tengo que ver de dónde venimos.
El corazón se me salía del pecho. Nunca había sentido tal euforia por nada. Sé que se lo conté por que sé su respuesta, pero no recuerdo las palabras exactas. Sólo sé que ella vió en mi mirada tal sinceridad que no pudo negarse y que hoy las líneas de ese diario me acompañan desde el pequeño malecon palmero que vio nacer a José Padrón, un gran escritor, un gran hombre, un ser único...



                                                                          FIN.